HISTORIA DEL BARRIO

Sábado 9 de noviembre 2013

Cuatro eventos en la Escuela Carlos Della Penna:

Historia del Barrio
Presentación del libro Catacuentos, Cuentos de Catalinas. Autores: Aquino/Arana/Fernández/Magliola/Paravano/Wnetrzak, grupo perteneciente al Taller de Narrativa que coordina Oscar Zaitch.
Exposición de fotos del barrio. Presentado por "Te Recuerdo Barrio".
Muestra fotográfica del Concurso organizado en el mes de mayo 2013 para ilustrar la tapa del libro Catacuentos. La obra ganadora resultó "Abrazándote Catalinas" de Beatriz Albornoz.
Presentación del libro Catalinas Sur, Cincuentenario 1963-2013. Recopilaron Liliana Varela y Emma Sala.

Coloquio - "Historia del barrio"
Arq. Mario SACCO
Arq. Berardo DUJOVNE
Dr. Juan Sebastián PITERBARG

El encuentro conmemorativo del 9 de noviembre, en el Salón de Actos de la Escuela Carlos Della Penna comenzó con un interesante coloquio en el que participaron los arquitectos Berardo Dujovne y Mario Sacco y el Dr. Juan Sebastián Piterbarg. Estos dos últimos disertantes se presentaron en su condición de vecinos fundadores del barrio.

Por su parte, el Arq. Dujovne, ex Decano de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo de la UBA, que se desempeña en la actividad profesional independiente desde 1962 y proyectó y dirigió la construcción de numerosos emprendimientos de vivienda social, en Buenos Aires y en la Patagonia, expuso desde su mirada profesional y "externa" una síntesis acerca de la concepción de "vivienda social" con la que fue proyectado el Complejo Habitacional Catalinas Sur y explicó por qué, en la actualidad, se distingue este barrio de entre otros emprendimientos similares que se produjeron en su época.
En primer lugar, hizo referencia a un idea arquitectónica propia de mediados del siglo XX, posterior a la Segunda Guerra Mundial, que surgió en Europa como producto de la necesidad de reconstrucción de ciudades destruidas por los bombardeos y de reubicación de habitantes afectados por problemáticas habitacionales, que se insertaban por entonces en los nuevos tejidos urbanos. La intención de ese modelo constructivo, era la de planear un sistema de vivienda que otorgara a sus moradores condiciones favorables que mejoraran la calidad de vida en las grandes ciudades. Este proyecto tomó como núcleo constructivo el "barrio", como unidad de espacio vital donde pudieran resolverse los múltiples problemas de la persona en su carácter de ciudadano y que, a su vez, se transformara en un foco de atracción e identidad para el grupo social que lo habitara.
Este paradigma, reproducido en nuestro país en la década del `60 sobre el modelo europeo, particularmente sobre el modelo francés, no tuvo el resultado esperado, ya que, en general, los núcleos de vivienda se transformaron en "guetos" o espacios cerrados que fueron deteriorándose y terminaron por degradar, en lugar de optimizar la calidad de vida de las familias que los habitaban. El tiempo demostró que este tipo de proyectos urbanos resultarían un fracaso.
Sin embargo, a su entender, el Barrio Catalinas Sur no corrió la misma suerte que otros barrios de su misma índole, dada la "permeabilización" de su trama urbana y el mejor criterio de disposición de la accesibilidad peatonal que permite la conexión de todo el complejo con las distintas zonas de la ciudad. Además, la inexistencia de barreras físicas, logró que este complejo en particular se conectara con el entorno, evitando la situación de aislamiento y por lo tanto posibilitando la sensación de pertenencia a la estructura física y social del barrio que lo alberga, La Boca, que a su vez le transfirió la fuerte identidad cultural que históricamente distinguió a este sector emblemático de la ciudad de Buenos Aires.
A continuación, el Arq. Sacco manifestó su total acuerdo con el Arq. Dujovne y agregó que, a su entender, otro elemento que jerarquizó el nivel de habitabilidad del barrio es su gran porcentaje de superficie no cubierta. Catalinas Sur es uno de los sectores urbanos con mayor superficie parquizada de la ciudad de Buenos Aires, superando ampliamente a otros barrios considerados de mayor categoría la misma ciudad. El hábito del uso de estos espacios verdes fue, además, facilitado por las instituciones aglutinantes de la población: las dos escuelas y la iglesia.
Por su parte, el Dr. Piterbarg se refirió a aquellos elementos que no habían sido planeados en el proyecto original y que, si bien en un principio obstaculizaron el mayor bienestar de la vida cotidiana, sirvieron como elementos de consolidación de la confraternidad general, ya que los vecinos se vieron obligados a unirse para salvar entre todos esos "obstáculos" que, por entonces, tenía el barrio.
Hizo referencia a la falta de porteros eléctricos, de caminos de acceso desde las entradas de cada una de las torres hasta las calles asfaltadas, la falta de teléfonos, la inexistencia de centros de comercio, entre otras dificultades, que agudizaron el ingenio de los vecinos para la resolución de los problemas, dando lugar, inesperadamente, a la creación de fuertes vínculos de unión para el trabajo comunitario que fue resolviendo aquellas contrariedades. Así, se organizaron las primeras uniones de vecinos que todavía, después de cincuenta años siguen constituyéndose con el objetivo de la mejora del bien común. A partir de esas acciones surgieron los parques arbolados, que hoy son una marca distintiva del barrio, como también lo es la calidad constructiva de los edificios, que todavía mantienen un estándar muy aceptable.

PRESENTACIÓN DEL LIBRO

Catacuentos. Cuentos de Catalinas

Ilustración fotográfica de Beatriz Albornoz

Es un libro de cuentos producido en el Taller de Narrativa que coordina Oscar Zaitch, escritor de nutrida producción literaria y ensayística y prolongada experiencia en talleres.

Los autores, Angel Alberto Aquino, Elba Noemí Arana, Ester Fernández, Ana Magliola, Ana María Paravano y Cristina Wnetrzak, concurren al taller de Narrativa que se lleva a cabo una vez por semana en el Teatro Verdi, Av. Almirante Brown 736.

“Viven en Catalinas Sur. Sólo una es del otro lado de la ciudad, pero viene casi a diario. Y traen sus narraciones al Taller, que también es de Catalinas. El lugar que los asocia y a la vez los enfrenta en prolíficas argumentaciones. Es el punto de convergencia donde se discute cada corrección en el siempre complicado y sorprendente proceso de parición de historias.

No vienen por aplauso -hay mejores y más simples ocasiones de obtenerlo- sino por una misteriosa satisfacción que suele acompañar a la superación de debilidades. Los trabajos de este volumen, un abigarrado conjunto de relatos breves, enfocados por seis miradas diferentes en dos largos años de tarea, pudieron sobreponerse a los vaivenes del Taller y sus autores esperan poder compartir el mencionado placer que dan las obras terminadas”. Expresa la contratapa.

El título y la tapa del libro tienen que ver más con la procedencia de sus autores que con el contenido, sin embargo, Catacuentos es un libro de barrio. En el prólogo del libro, Oscar Zaitch, describe: “Los autores de los trabajos aquí recopilados forman un grupo heterogéneo en el que comparten una vecindad geográfica –en realidad, barrial- y la pertenencia al Taller de Narrativa en que trabajan desde hace tiempo en Catalinas Sur, donde decidieron la creación del presente volumen.”

La frontera

Por Ester Fernández

Una mujer joven camina hasta el borde del pueblo, coloca en el suelo la valija que trae en la mano. A sus espaldas, un hombre mayor se acerca, bien vestido, caminando apoyado en un bastón, se detiene detrás de la mujer y la contempla. Ella da vuelta la cabeza y lo mira. Él le sonríe y la saluda:

-Buen día.

-Buen día –contesta la joven, y se vuelve para mirar ese lugar desierto con restos de un muro derruido, una vía de tren abandonada, yuyos salvajes, y las tierras más lejanas.

-¿Espera algo?

-No sé –contesta ella, girando hacia el hombre, el ceño fruncido.

-Seguramente va a cruzar –sus ojos la miran burlones y su voz suena cargada de ironía.

-Lo estoy decidiendo, a eso vine, pero cómo hacerlo si a una la irrumpen y no la dejan meditar? –la joven se calla al notar el enojo que aprieta su voz.

-Una frontera siempre es inquietante –dice el hombre. Se sienta sobre un bloque del muro caído, saca un cigarro y lo enciende.

-Esto no parece una frontera –reflexiona la joven para sí.

-¿Qué esperaba encontrar?

-Una casa o una casilla, guardias, barreras, o al menos una línea clara dibujada en la tierra –contesta impaciente. La joven lo mira fijamente y le dice: no entiendo, usted me interroga como si nos conociéramos.

-Sólo intento ayudarla a decidir. Insisto: si hubiese encontrado algo de lo que esperaba, entonces…

-¿Entonces qué? –contesta furiosa. Toma su valija, dispuesta a partir.

-Quizá ya hubiera partido.

-Sin contestar ni mirarlo, con la valija en su mano, la mujer comienza a cruzar las vías. A lo lejos aparece una vagoneta que avanza sobre los rieles. Un gendarme todo gris está parado en ella, con un fusil apretado entre sus brazos, inmóvil. La joven se detiene y retrocede. El hombre se incorpora rápidamente, se para a su lado y le dice:

-Allí viene la vagoneta con el vigía de la frontera.

-¿Qué va a hacer cuando llegue aquí?

-Puede seguir o detenerse, puede bajar, o apuntar con su arma.

-Y eso ¿qué cambiaría?

-Todo. O nada.

La vagoneta sigue de largo, el guardia parece no verlos. Ella lo sigue con la mirada, luego se vuelve a la lejanía, pensativa.

-La frontera está dentro nuestro -dice el hombre, con tono firme y duro.

OSCAR ZAITCH PRESENTÓ A LOS AUTORES